Jeroen Oosterfoh.
Escucho
mi respiración agitada
un puñado
de verdes hojas salen de la nada
revolotean
sobre la lúcida luz al final de la senda
aun
sollozan de soledad las secas ramas
expuestas
al inhumano invierno.
La
luz jadea de peculiar manera
mis
brazos se acercan cobijando mi pecho
las
sombras bullen amenazantes
se
rompe el nudo del equilibrio
ahora
las raíces
mudas me miran
intentando
descoser de mi mente la anarquía
siento
deseos de fuga
En
el pantano aledaño se escuchan guturales voces
reconozco
su peculiar acento ellas guían mis pasos
a la
pesadilla que se me ofrece en un cuenco de oro
el
escarabajo canta su perturbada angustia
en
el apretado tiempo
donde
solo ven mariposas negras
Un
loro en su jaula se agita balbuceando su libertad
los
huesos de su antepasado le impiden doblegarse
mientras
los ojos del muerto en las calles amedrenta
la
lluvia produce ampollas en el alma desahuciada
un
hombre se desprende de las páginas del destino
al
verlo los murciélagos ocultos en sus cuevas
despavoridos
escapan
mientras
se expande el albor
en
el norte del sur
Xiomara
Beatriz