sábado, abril 23

La luz jadeante.

                                           
                                             Jeroen Oosterfoh.


Escucho mi respiración agitada

un puñado de verdes hojas salen de la nada

revolotean sobre la lúcida luz al final de la senda

aun sollozan de soledad las secas ramas

expuestas al inhumano invierno.


La luz jadea de peculiar manera

mis brazos se acercan cobijando mi pecho

las sombras bullen amenazantes

se rompe el nudo del equilibrio

ahora las raíces mudas me miran

intentando descoser de mi mente la anarquía

siento deseos de fuga


En el pantano aledaño se escuchan guturales voces

reconozco su peculiar acento ellas guían mis pasos

a la pesadilla que se me ofrece en un cuenco de oro

el escarabajo canta su perturbada angustia

en el apretado tiempo

donde solo ven mariposas negras


Un loro en su jaula se agita balbuceando su libertad

los huesos de su antepasado le impiden doblegarse

mientras los ojos del muerto en las calles amedrenta

la lluvia produce ampollas en el alma desahuciada

un hombre se desprende de las páginas del destino

al verlo los murciélagos ocultos en sus cuevas

despavoridos escapan

mientras se expande el albor

en el norte del sur



Xiomara Beatriz