John Bridges
El
día va naciendo nuevamente
a
las sombras suspiro intentando
que
siga cubriendo el secreto
entre
la penumbra
Aquí
los antiguos dioses todo lo bordean
se
ocultan entre los hijos del miedo
como un
fantasma camino entre ellos
el frío
con gozo se derrocha en mis mejillas
siento
tanta ansiedad que el halo de luz
apenas
percibo cuando a la esquina alcanzo
intento
soñar despierta con las aves
que
entre jazmines y ramas
a otras
tierras con sus cantos
fecundan
Como he
deseado
que él
de mí hubiera germinado
una ola
de hojas muertas de mis desvaríos me aleja
y siento
el torbellino de angustia
del
niño de sus raíces perdido
que
mira su ombligo haciéndose preguntas
pues el
pasado ahora a su acoso lo somete
como
una brutal daga que a su alma hiere
Aprieto
mis labios cuando a sus pupilas me enfrento
un
babel de emociones a mi espíritu avasalla
retiro
el mechón que con gracia en su frente se forma
tomo su
mano mientras el silencio se rompe
sus
lágrimas escriben tristezas en el rostro que amo
me sé de memoria todos los gestos
que
delatan sus emociones
Pero
del vacío él vuelve mirándome fijamente
en sus
labios brota de nuevo la primavera
la luz
de su amor a mi congoja disipa
¿Acaso?
A otros brazos he sentido
arrullar
con ternura mis sueños
y consolarme cuando en el desasosiego
he
caído
Yo soy
tu alma y tu la mía
eres el
perfume de rosa
que dentro
de mi no se marchita
nunca
lo olvides madre querida.
Xiomara
Beatriz