martes, enero 19

Entre antiguos dioses.



John Bridges


El día va naciendo nuevamente
a las sombras suspiro intentando
que siga cubriendo el secreto
entre la penumbra

Aquí los antiguos dioses todo lo bordean
se ocultan entre los hijos del miedo
como un fantasma camino entre ellos
el frío con gozo se derrocha en mis mejillas
siento tanta ansiedad que el halo de luz
apenas percibo cuando a la esquina alcanzo
intento soñar despierta con las aves
que entre jazmines y ramas
a otras tierras con sus cantos
fecundan

Como he deseado
que él de mí hubiera germinado
una ola de hojas muertas de mis desvaríos me aleja
y siento el torbellino de angustia
del niño de sus raíces perdido
que mira su ombligo haciéndose preguntas   
pues el pasado ahora a su acoso lo somete
como una brutal daga que a su alma hiere

Aprieto mis labios cuando a sus pupilas me enfrento
un babel de emociones a mi espíritu avasalla
retiro el mechón que con gracia en su frente se forma
tomo su mano mientras el silencio se rompe
sus lágrimas escriben tristezas en el rostro que amo
me sé de memoria todos los gestos
que delatan sus emociones

Pero del vacío él vuelve mirándome fijamente
en sus labios brota de nuevo la primavera
la luz de su amor a mi congoja disipa
¿Acaso? A otros brazos he sentido
arrullar con ternura mis sueños
y consolarme cuando en el desasosiego
he caído

Yo soy tu alma y tu la mía
eres el perfume de rosa
que dentro de mi no se marchita
nunca lo olvides madre querida.


Xiomara Beatriz


jueves, diciembre 17

Alfileres de luz.

         
La palabra desnuda en el frío se marchita
un perro en orfandad en la tortura del hambre danza
intento no mirar tu ausencia mientras al cristal me acerco
aquí nadie duerme las farolas siempre encendidas
el murmullo de la música a la luna atosiga
y el gemido del volcán a la montaña hiere

El dolor en el traje del amor aún respira
en este espacio cubierto de antiguas letanías
¿Para quién escribo?
En el limbo de las memorias atraviesa tu sonrisa
como un dulce arrullo de la hostil noche
sonrió deslumbrada por las libélulas
que guardan el secreto de la vida

Entro en la magia de la brisa
viajo entre las puntas de alfileres de luz  
que a las tinieblas espía
el rumor de tus latidos a ti me guían
en el dorso de la madrugada
beso tu garganta para que mis silencios
se tornen raíces de versos
que habiten por siempre
tu alma.


Xiomara Beatriz



martes, diciembre 1

El abril de las aves.

Wojciech Paliwoda

Veo tu rostro detrás del espejo
leo tus versos como una marea
que con todo quiere arrasar
como si el juego hubiese concluido

Miro tu corazón que no se apacigua
entro en él atraída por tu alma
llevo velas aromáticas
hechas con las raíces
de la vida

Intento verte
escondido cómo estás
tras una cortina
pero tus ojos despuntan
como la aurora
en el oscuro corredor

La marea comienza a descender
ya no amenaza ahogarme
bajo el torrente de tu tristeza
la armonía de mi voz te sosiega
la mudez del abismo caduca
el sol despierta de su somnolencia

Preguntas quién osa tu soledad fastidiar
te digo adivíname entre las metáforas
soy el abril que charla con las aves
el caos del color que germina en las flores
el viento suave que acaricia tu rostro al despertar
soy el poema que aún no se ha escrito
la cornisa de niebla que te invita al misterio
soy la túnica que se despoja de una hebra de hilo
para entregarte y te permita descubrirse
mientras te susurro muy quedamente
querido no te des por vencido
pues el juego apenas
ha comenzado.

Xiomara Beatriz

jueves, noviembre 26

La luz de mis memorias.

Laura Zalenga.
Necesito desvestirme de la ciudad
de ese rumor del río de voces
naufragando en la nada
quiero sentir el roce del silencio
mientras escribo

Los ojos golpean las letras
aman la sombra que al papel traspasa  
convirtiéndolas en tentación
fuego y promesa

Cierro los ojos
la noche se dispersa
atravieso la luz de mis memorias
escucho tus pasos hambrientos de encontrarme  
el soplo de mi voz que con tentación
delinea tus labios cuando te acercas
las palabras se pierden en un murmullo
ahora el lenguaje es otro que no tiene espera
ebrios de pasión moran en la habitación sin ventanas
la orquídea se ofrenda con un suspiro embelesada

Vagan los deseos en la sangre
una frase cuelga en los repliegues
la víbora en cólera revienta
mientras la puerta se abre y se cierra
en el callejón que se inunda de agua

Sabemos que el tiempo es un verdugo
que se nos amontonan los días muertos
pero el amor atraviesa la jaula de la distancia
cuando la noche devora a la luna
en plena madrugada.


Xiomara Beatriz