Sobre los nebulosos pantanos
en sus calles atiborradas del profano
invierno
el aroma a fiesta de verano aún se percibe
la pasión tiñe sus estrechas callejuelas
embelesa su pócima de amor.
Muero de sed en esta excéntrica noche
el helado campanario aún aguarda para dar su
final tonada
la luna pronto desaparecerá bajo el estallido de
falsas estrellas
la eternidad del viento azota las persianas
la tempestad del poeta me alcanza
asemejándose a oscuras alas
ofreciéndome el sol.
Caen sobre el pórtico
las
flotantes vestimentas
el ardor del satén es un suplicio
el árbol en la noche se ilumina
el hechizo aguarda en el umbral del deseo
mientras a la oscuridad se abandona la ciudad.
Xiomara Beatriz.