El... Estoy ciego, siempre ha sido así. Los días se suceden igual que noches eternas, donde mi existencia, es un sosiego silencioso sin una luz temeraria que ilumine mi camino...
Ella... Veo que aun la noche le implora a él tibio albor retardar su llegada, pero las aves están hambrientas en la vecina rama, se escucha el canto nítido de un ruiseñor .El sol va ascendiendo consumiendo las sombras, mostrando los senderos tantas veces recorridos, me gusta pasear por el muelle al comenzar el día, ver la ola que estalla en la roca.
El...Pienso, no, ¡oigo! a una mujer acercarse. Sin conocerla sé que no es blanca o pálida y tampoco morena. En cambio aporta el color de la luna irradiada y su belleza se percibe como un aura inconcebible…
Pienso.... y el temor se adueña de mí unos instantes, tal vez cuando llegué a mi posición pasará de largo sin siquiera prestarme atención, y no volveré a verla nunca, sumiéndome de nuevo en la prematura oscuridad.
Ella...Recuerdo el trébol de cuatro hojas que encontré en mi sueño, allí iba descalza como la aurora acompañada aun por el manto de la noche, caminaba como ahora hacia el mar, frente a él cerraba mis ojos, la luna ya sabía mi deseo y cómplice se reía, la brisa se contenía de envolver mi cabello, pedí el deseo y de pronto embelesada me encontré en otro lugar...que no era cielo ni mar...habían mil soles o seria el fulgor de banco de corales.
El...Estoy de pie, junto al árbol, y puedo sentir sus tacones de aguja; su paso seguro; apenas vacila; su andar ¿melancólico?
Mis ojos contemplan su espíritu como si estuvieran abiertos y vivos,
no deseo que ella se dé cuenta...
Ella...Miro el hombre cercano a mí de nuevo, allí sigue de pie en el frondoso árbol con aroma a primavera, quizás espera a alguien mientras mira hacia el horizonte ensimismado, sus gestos algo buscan, el frió aun se cuela en el ambiente, cierro mi suéter. Y vuelvo a mirar al inquieto hombre él parece querer escuchar mis pensamientos?...
El...Se ha detenido a tan solo unos metros... Estoy ciego y puedo verla con tal claridad, ¡como si estuviera ante mí! Su respiración entrecortada, la sensibilidad de sus movimientos precisos, casi calculados, guían mis sentidos hacia su ser…
Ella... observo como el sol quiere ya alcanzar su trono, voces cercanas llegan con la brisa, me dejo llevar por el estallido de los colores, Y recuerdo de nuevo la libertad que sentí en ese mundo de mis sueños, donde los vocablos eran las hojas de los arboles, algunas cuando mis dedos las tocaban se transformaban en mariposas que se sacudían las alas llenas de felicidad. Un perro paseaba placenteramente en su pelambre llevaba poemas que iban cambiando a medida que el avanzaba, mire el alba y esta se sujetaba del horizonte como ropa en el tendedero y cada vez que la brisa la acariciaba exhalaba toda su policromía...
El...Poco a poco, con la cautela de un científico que no desea que su admirable descubrimiento se eche a perder, me dejo caer arrastrándome sobre la corteza del árbol, y me acomodo sobre la fresca hierba del suelo.
Sin embargo, hay algo que no alcanzo a dominar. ¿Sabrá ella que aún sin siquiera mirarla, la estoy observando? ¿Sentirá mi respiración agitada mientras yo recibo su aroma a esperanza, sus vahídos sensibles y dúctiles? No sé de donde viene, ni quien la creo. Apenas sé nada... de ella. Para mí ahora es una estrella naciente, y no dejará nunca jamás de crecer ante mí...
Ella... Aun recuerdo a el hombre que paseaba susurrando trovas igual que las aves cuando surcan el cielo o serian peces? ...Luego me asome a una ventana, y lo vi de nuevo , con el rostro con el cielo cautivo en el paisaje de sus facciones, como rememorando un profundo beso, pues sus labios aun temblaban anhelantes, estaba con su traje de buzo aun correando agua de mar sobre las sabanas, pienso que extraños son los sueños, en ese momento me volteo por el ruido que hace al deslizarse sobre la áspera corteza del árbol el hombre parado junto al árbol , Y me quedo sorprendida pues el rostro que vi en mis sueños...aquel que susurra igual que las aves era igual al hombre que encontré parado cerca del árbol...
Xiomara Beatriz y José Fernández del Vallado Enero 2011.