Xiomara Berrios.
Hoy la belleza abruma
en las callejuelas
donde se
reclinan los vivos tonos
que maquillan
las misteriosas casas
la luna avisa en
las lánguidas terrazas
el poder de su
intrigante encanto
mientras el sol se
cabecea en el horizonte
concediéndole su
sueño al lóbrego manto
El tumulto
levanta el velo de su cordura
entregándose al
frenesís de los sentidos
la vidente
acaricia la rendija del futuro
al danzar las
cartas frente a la agitada mirada
que ha perdido su
luz original
Huyo del
festín ahogado en la euforia del jazz
allí las hienas
aparentan ser una orquesta sin director
que profanan la clandestinidad
de los juerguistas
haciendo brotar un
clavel rojo del pecho
mientras mancillan los bolsillos con enajenación
La holgazanería del
vagón rechina sus metálicos ecos
mientras
promueven la restauración de las leyendas
la avenida se escurre
bajo cándidas estrellas
el viento del
pasado venció robándome del presente
emerge el tren que
amortaja los náufragos
el horror tapa
mi boca cuando comprendo
que lo que fue
ya no es
Ella me mira
como cuervo emponzoñado
flanqueada por
fantasmagorías detrás de la ventana
se trunca la
cornisa que me lleva sobre antiguas huellas
el ondulante
aroma a lirios se adueña del silencio
mientras se
arrastra el tranvía ante los turbados nichos
le murmullo
mientras suenan las rítmicas campanadas
¿Volveré a mi
antigua vida? Y como esquila de hierro
en la garganta su
luctuosa voz me responde
¡Nunca más !
Xiomara Beatriz.