Jacob Sutton
Aun mecida por el
ensueño
las gotas de rocío salpicaban
la ventana
el silencio agitaba su
semblante en el espejo
la incipiente telaraña no era
mimada por la sigilosa luz
aceché el cristal a grandes
pasos buscando con codicia
el discurso del sol
Pero la niebla tejía sus
velos de muselina sobre las veredas
los perros ladraban a un
inexistente espantapájaros
ningún ave surcaba el denso
mar de algodón
el color de las flores había
enmudecido
vi figuras caminando en el
borde del río
como fantasmas visitando
tumbas
La vieja casa de la esquina
rebelaba sus historias
a los ojos de quienes conseguían
divisarla
en el jardín alguien
frenéticamente
cavaba y giraba mirando la
nada
no puede evitarlo y él me
descubrió
por primera vez nadie tradujo
sus palabras
¡no hizo falta!
Yo sólo escuchaba la maliciosa sonrisa
de su mirada.
Xiomara Beatriz