lunes, diciembre 30

Eternidad.

                                                        Daniel Murtagh.


Sobre los nebulosos pantanos
en sus calles atiborradas del profano invierno
el aroma a fiesta de verano aún se percibe
la pasión tiñe sus estrechas callejuelas
embelesa su pócima de amor.

Muero de sed en esta excéntrica noche
el helado campanario aún aguarda para dar su final tonada
la luna pronto desaparecerá bajo el estallido de falsas estrellas
la eternidad del viento azota las persianas
la tempestad del poeta me alcanza
asemejándose a oscuras alas
ofreciéndome el sol.

Caen sobre el pórtico
 las flotantes vestimentas
el ardor del satén es un suplicio
el árbol en la noche se ilumina
el hechizo aguarda en el umbral del deseo
mientras a la oscuridad se abandona la ciudad.

Xiomara Beatriz.

jueves, diciembre 19

La puerta de los sueños.

                     Полина Рукавичкина

El azul saluda la arborescencia
que se dibuja en las sombras.
El aire frío irrumpe como una filosa daga;
la música brusca de hojas quebradizas se aleja
cuando el haz de luz ámbar abriga su rostro.
Inmóvil, la curva de la colina se ofrece;
como escalones, los pasos la conquistan,
mientras los árboles vocalizan
su metamorfosis en las chimeneas. 

Gira la humareda tratando de alcanzar la gloria.
Y allí permanece la desgastada silla,
como si no le inquietara el túnel del tiempo.
Alucinado, aroma a geranios todo lo impregna;
el minutero ya no se mueve aprisa.
Las aves trenzan sus nidos en la esquina del cielo;
el horizonte abre sus purpúreos labios
y, como una luciérnaga, ingresó a la entreabierta
puerta de los sueños que discurre aledaña al río.

Xiomara Beatriz.



jueves, noviembre 7

Se aniquilan las palabras.

Annie Leibovitz

Gravita como fantasmas 
los pensamientos en la ventana
buscando los ojos que jamás me han visto
la oruga absorta urde su nido
la exhalación del sol cae melancólica
 sobre las vecinas tejas
la fría brisa lame las blancas paredes
el gato mira la sombra que de la tarde escapa

El otoño a los arboles lentamente petrifica
glorificando su colorida muerte en los caminos
apenas se escucha el alarido de sus cabezas 
el frío amarra sus cuerpos a placer
las huellas crepitan sobre el manto
gira y gira 
la belleza a cada paso

Quisiera vestirme de la desmemoria
con la mascara blanca del invierno caminar
hambrientas almas buscan engullir
 la ultima gota de sol
la garganta es devorada por la noche
que se alza y aniquila
las palabras.

Xiomara Beatriz.


viernes, octubre 11

Velos de muselina...


Jacob Sutton
Aún mecida por el ensueño,
las gotas de rocío salpicaban la ventana;
el silencio agitaba su semblante en el espejo,
la incipiente telaraña no era mimada por la sigilosa luz
que acechaba el cristal a grandes pasos,
buscando con codicia el discurso del sol.

Pero la niebla tejía sus velos de muselina
sobre las veredas; los perros ladraban
a un inexistente espantapájaros,
ningún ave surcaba el denso mar de algodón,
el color de las flores había enmudecido.
Vi figuras caminando en el borde del río,
como fantasmas visitando tumbas.

La vieja casa de la esquina revelaba sus historias
a los ojos de quienes conseguían divisarla;
en el jardín, alguien frenéticamente
cavaba y giraba mirando la nada.
No pudo evitarlo y él me descubrió;
por primera vez, nadie tradujo sus palabras.
¡No hizo falta!
Yo solo escuchaba
la maliciosa sonrisa
de su mirada.

Xiomara Beatriz 

lunes, septiembre 30

Los pasos detrás de mí...

                                            Brooken Shaden.

El acento de la tarde derrocha magia
el balbuceo del sol causa admiración
las gaviotas atraviesan como olas el cielo
discurre su nombre en mi sonrisa
el callejón de los poemas me aguarda
amanecen los pasos detrás de mi
el pasa como una palabra embelesada con el viento
inmerso en el lenguaje de la naturaleza
besa mi piel sin mover sus labios
convocando el cataclismo de los sentidos
con su mirada

En las flores de repente germina la primavera
el verano en la cadera pretende perpetuarse
en la mudez de la timidez
los colores se confunden en la piel
en vano se lucha contra la marea
la pasión se desliza silenciosamente
él cercena la soledad con sus manos
resucita el fuego de las estrellas
la noche entreabre sus labios
y con sublime vocación de locura
a la oscuridad nos entregamos . 


Xiomara Beatriz.