miércoles, octubre 6

Recargados versos que caldean mi corazón.




































Wanita Berdoa.

Pasos que saborean lentamente el pueblo

en el cielo deslumbran ya las pléyades

la noche las exalta sin temor

en el claustro se despierta la sangre

pues la luna llena intoxica todo de magia

con su luz todo rincón transforma

al percibir el festival de la vida

que allí se suscita

mientras el mar farfulla su eco

invitando a la orilla

a los enamorados

engastados de la mano


Ventanas abiertas respiran el aroma salino

la dulce música se pasea por doquier altanera

las sandalias son alas que se alejan

al mismo tiempo del polvo del mundo

para ir al banquete del universo que en el alma se proclama

lejos de los vanos discursos que corrompen el alma

de los pies que se arrastran con el ceño lleno de hiel

de las mudas imágenes de sangre dormida

como bóvedas de banco caminan

del monumento que mira el mar con recogimiento

mientras las campanas tañen entre triste y dulce

cuando percibo con ternura la belleza

que florece en el corazón del indigente

que reside invisible

en la puerta del templo 



Todo el cabello ha huido suavemente de mi nuca

la brisa pretende robarse los pensamientos

sórdido destino de una mirada extraña pretendiendo

quemar un amor en la agonía de la lejanía

es hermoso ver cuando se balancean las ramas

de los arboles ebrios de tantas caricias

mientras el agua corre entre el empedrado camino

contando miles historias por ella arrastradas


Tengo el vicio de todo observar con la mirada

sombreada de largas pestañas

succionando con frecuencia

pequeños detalles en silencio

cuando el soplo de las energías

me hacen danzar fogosamente

ataviada como arroyo claro

entre las calles perdidas

donde mis pasos se deslizan

arrojando al regazo la riqueza

de recargados de versos

que se caldean en mi corazón

cuando la falda quiere vencer

infructuosamente al viento.

Xiomara Beatriz