
" Allá, donde terminan las fronteras, los caminos se borran. Donde empieza el silencio. Avanzo lentamente y pueblo la noche de estrellas, de palabras, de la respiración de un agua remota que me espera donde comienza el alba. Invento la víspera, la noche, el día siguiente que se levanta en su lecho de piedra y recorre con ojos límpidos un mundo penosamente soñado. Sostengo al árbol, a la nube, a la roca, al mar, presentimiento de dicha, invenciones que desfallecen y vacilan frente a la luz que disgrega. (...)
Allá, donde los caminos se borran, donde acaba el silencio, invento la desesperación, la mente que me concibe, la mano que me dibuja, el ojo que me descubre. Invento al amigo que me inventa, mi semejante; y a la mujer, mi contrario: torre que corono de banderas, muralla que escalan mis espumas, ciudad devastada que renace lentamente bajo la dominación de mis ojos.
Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que se inventa y me inventa cada día. "
Octavio Paz
La vida me succiona llevándome al limbo del dolor con cortas y agudas notas que me recorre tenazmente , atada a un sueño que debo ignorar , con la fragilidad de mi alma queriendo ir en pos de la colina donde la utópica felicidad pienso me aguarda , ahora debo dar vuelta... pues verlo es abrazar la locura momentáneamente, todo cuanto me escribe es como el sol que prodigiosamente inunda de artificiosa luz mi vida , otorgando una existencia de quimeras. Un arquero hábil que dispara hacia mi acertando con sus rayos encendiendo la llamarada del amor en el empañado corazón para incrustarme así en los cielos, pero un leve grito ahogado siento cuando el barco somnoliento debe dar vuelta para dejar de navegar en este mar de dudas de estos días y que con terquedad infantil seguí ciega...
Cuando duerme el dolor? con cuales argumentos te convence seguirlo, de que colores los tiñe, cuan fácil te abandonan los sueños y te quedas absorta ante ti cuando se abanican las realidades que te recorren como agua de hiel en las acequias y quieres refugiarte en la insensibilidad viscosa de la soledad, no sumergirte en el infortunio, no se como huir de esos vientos...a veces me siento como espectadora detrás de la ventanilla del tren que te convierte en parte de la velocidad que te arrastra a otros mundos, allí el pasado, el presente se fusionan, y solo deseas dejar caer mi equipaje, dejarlo olvidado en el andén , abrir mis manos que se aferran a el para poder asi sentirme sola frente a mi frente a la vida , sin poesía truncada, sin enfrentarme a los rostros polvoriento de mis recuerdos , alejarme del dolor que siempre esta agazapado buscando penetrarme...
Quiero emprender el viaje sin voces que murmuren que hago bien o mal , ni maternales consejos , quiero que mi mente se deslice en la razón para no dejar que mi mundo zozobre , toda mi sangre es un temor inmenso de no saber con certeza si cometo mi error mas garrafal y ella va adosándose en la incertidumbre , a mi piel , a mis huesos como veneno paralizante , en ese temor que me recorre tenazmente van quedando ocultas tantas palabras no dichas , la sombra dulce en los labios de los besos no dados , todos los recuerdos se quieren enroscar como una serpiente asfixiando mi cuello , reuniré unas cuantas cosas y forjare mi destino en otro sitio intentando lograr la paz conmigo misma, donde pueda respirar, donde pueda refugiarme bajo hojas trémulas en el fresco atardecer.
Quiero tomar un tiempo sola para trazar mi mapa con perseverancia y decisión ya sea con sol o lluvia pero vivir , vivir a plenitud conmigo misma., desollare algunas almas que se que me aman y tambien mi corazón al pensar en el dolor que les causo , repicaran sus corazones como campana vieja de pueblo llenos de melancolía sin embargo todo pasara como las nubes en los cielos, como el tiempo y los vientos soplando las nubes grises del invierno para volver a traer la primavera...debo volver a ser capullo para florecer de nuevo , soy cenicienta que nunca quizo calzar zapatillas, ni vivir presa en un castillo, quiero ser como una alondra alzar muy alto mi voz creando una supuesta poesía... dándole cobijo con mis sentimientos , no hay que ser hábil o clarividente para sentir que en el giro de los dedos cuando se teclea van los sentimientos incluso solo se debe cerrar los ojos para sentir su aroma como azalea que se abren en silencio...quiero ejercer mi prioridad básica que es el amor...
Xiomara Beatriz
El museo de los esfuerzos inútiles (fragmento)" Cristina Peri Rossi
El espacio que queda entre la espada y la pared es exiguo. Si huyendo de la espada, retrocedo hasta la pared, el frío del muro me congela, si huyendo de la pared, trato de avanzar en sentido contrario, la espada se clava en mi garganta. Cualquier alternativa, pues que pretenda establecerse entre ellas, es falsa y como tal, la denuncio. Tanto el muro como la espada sólo pretenden mi aniquilación, mi muerte, por lo cual me resisto a elegir. Si la espada fuera más benigna que el muro, o la pared, menos lacerante que el filo de aquella, cabría la posibilidad de decidirse, pero cualquiera que las observe, comprenderá enseguida que sus diferencias son sólo superficiales. Sé que tampoco es posible dilatar mi muerte tratando de vivir en el corto espacio que media entre la pared y la espada. No sólo el aire se ha enrarecido, está lleno de gases y de partículas venenosas: además, la espada me produce pequeños cortes 'que yo disimulo por pudor' y el frío de la pared congestiona mis pulmones.... Si consiguiera escurrirme, la espada y el muro quedarían enfrentados, pero su poder, faltando yo entre ambos, habría disminuido tanto que posiblemente el muro se derrumbara y la espada enmoheciera. Pero no existe ningún resquicio por el cual pueda huir, y cuando consigo engañar a la espada, la pared se agiganta, y si me separo de la pared, la espada avanza. He procurado distraer la atención de la espada proponiéndole juegos, pero es muy astuta, y cuando deja de apuntar a mi garganta, es porque dirige su filo hacia mi corazón. En cuanto al muro, es verdad que a veces olvido que se trata de una pared de hielo y cansado, busco apoyo en él: no bien lo hago, un escalofrío mortal me recuerda su naturaleza. He vivido así los últimos meses. No sé por cuánto tiempo aún podré evitar el muro, la espada. El espacio es cada vez más estrecho y mis fuerzas se agotan. Me es indiferente mi destino: si moriré de una congestión o me desangraré a causa de una herida, esto no me preocupa.
Pero denuncio definitivamente que entre la espada y la pared no existe lugar donde vivir. "..." Cristina Peri Rossi