jueves, enero 12

La niebla...

                                          Xiomara Berrios.


Salados cristales resbalan en la comisura
 que una vez la sonrisa hábito
el viento ahora calla
ya no sacude todo a su paso con ráfagas de alegría
una impávida niebla rodea la hoguera de su corazón
va atravesando el sueño
sin los rostros de antaño en el horizonte
bajo la tormenta de álgidas rosas blancas 
ahora se encuentra


Las horas sin cosecha el tiempo marchita
las nubes que todo lo rodean mueren al tocarlas
extrañas formas en la arboleda menguan a lo lejos
su mano palpa con angustia las paredes
como una niña extraviada escucha el latir de su corazón
el frío gris se corroe a su paso
ve el candado pero no encuentra la llave
 siente que la jaula al final
se devorara el pájaro.

Xiomara Beatriz 

domingo, enero 1

Bordando sueños...








Escribo para mi misma
mientras el aullido del lobo todo lo inunda...

El dorado sol tiembla su agonía
en el teñido catre de mil colores...

La luna se adorna de diademas de estrellas
mientras la luz mengua...

El viento se esconde en el arbusto
presintiendo el vocablo...

La voz de las letras corroe con su sed
el lienzo...

Alucinado el silencio huye despavorido
ante su acústica...

La noche embellecida de versos
al otro lado de la ventana sonríe...

Canta su embriaguez la pluma
con su mar de ébano...

En ese vaivén viaja sedienta
el alma...

El sutil aliento de la lámpara
conmovido observa...

Se comienza a bordar el sueño…


Xiomara Beatriz

martes, diciembre 27

Nuestra Navidad...



Resuena bajo el vetusto árbol una balada de invierno
el gélido viento como ola invisible va levantando las cortinas
el tiempo del presente me saquea con alas de arcángeles
tiembla el corazón ante el conjuro del destino
en una galería de letras como alondras de brioso aleteo
viajabas al igual que yo en los sueños
en tu irreal sombra me fije
en los nubarrones que coronaban tu incorpórea faz
tus ojos desiertos de dulces melodías
la noche solitaria que deseabas para siempre abrazar
y
tuve curiosidad



Mi alma iba marcando el sendero en el transido poema
para poder regresar de la trovadora ciénaga
carcajada de niño como soplo luminoso
entre el babel de versos escuche
desnudando el cielo de un insólito mundo
el sol en su radiante cuna me sonrió
cantaba sus sueños locos con voz de tenor
la gravosa carga dejaste olvidada
para correr tras mis pies descalzos
decorada de travesuras fueron tus sonrisas
éramos felices cuando del luto te despojaste


El cuervo picotea con un extraño ruido el cristal
el impaciente tiempo me alcanza de nuevo
sonrió ante los recuerdos que pueblan mi mente
mi espíritu está feliz de haber viajado en tu alma
la estancia de tu presencia iluminada está
el dolor de la distancia en mi no tiene cabida
pues bajo tus letras he conocido
tu verdadera Navidad.



Xiomara Beatriz