El guijarro en la balanza de las letras
rompe el silencio bajo la inapetente luz
de la estancia.
Las sombras de los pájaros
se acunan entre las ramas;
en el agreste paisaje sopla mi voz
y el azul cautivo del horizonte
vuelve a verme.
"Ojalá nunca me hubieras
descifrado el misterio", le exclamó.
Los áureos álamos de tu cabello
en el otoño se balancean,
y tu insondable mirada
de mis palabras huye.
Levantó la vista ahora al cielo,
donde escribo algunas profecías
con los suaves colores del arcoíris,
y las voy colgando sobre la cúspide
de una ya vencida tormenta.
La armonía de la música universal,
hecha de pensamientos, a todo da significado.
El canto de luz y amor se apodera del corazón;
al borde de un río descubro las pinceladas
del Monet tan anhelado.
Xiomara Beatriz
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