
Sale a observar la soleada mañana con el asombro del vestido flotando indefenso ante el avance del viento…por más que intenta aquietar a las alas indefensas la brisa no la deja …ya se respira el umbral de la primavera…los parajes se volverán a cubrir de cortinajes verdes en las ahora desnudas ramas …los pétalos de las rosas a prolongar su canto de savia… las hojas se entregaran de nuevo con dulzura al paso del soplo…la tórtola querrá salir de su nido al igual que ahora su corazón quiere viajar entre los sauces por la avenida del cielo … encontrarse de frente a los ojos ardientes de amor es lo que se le antoja…acunarse en las largas columnas de la ciudad paraíso…fluir con el danzar de la aguas de la fuente con misma suavidad que la góndola pasa sobre el canal de Venecia mientras en su cálido recorrido tumultuosas campanillas enloquecidas clamaría vida …asirse a él anhelaría dejando huellas húmedas de amor en su rostro preludio de su poema
Sobre una silla reposaría perezosamente el paño del vestido….risas ante el resbaladizo satén…ecos del sonido de los ríos…de los céfiros que se desplazan con suavidad por las colinas…bajo el cielo de Roma volarían de la plaza las palomas…. debajo de la serena apariencia una hoguera crepita…los grises han sido mordisqueados por el arcoíris construyendo así un perfecto habitáculo donde crecen flores entre el áspero césped…en espiral los suspiros como huracán de trópicos por la ventana escaparían… entonando al infinito ...el secreto del intenso éxtasis que bajo la mágica luz de Roma se suscita cuando en la penumbra como rosa de damasco se entrega ...mientras sus labios tiemblan al decir quedamente su nombre cerca del reino del sol al traspasar infiltrados la frontera del universo.
Xiomara Beatriz