
Ella caminaba alejándose tratando de alcanzar los grandes pasos…perdida en el tiempo donde los relojes son rechazados…canta melodías en bajo tono que le hagan compañía…la hoguera de nuevo se había encendido en el lugar antes frío…ya a sus pies no mueren los versos ...como congeladas golondrinas…ahora ve las águilas que se lanzan de cabeza haciendo túneles de luz entre las nubes… su incipiente sonrisa no había perdido su inocencia infantil …en la esquina de sus ojos habita una niña vestida de color jaspe que alegre correteaba por el verde prado…la risa escapaba fácilmente de sus labios a pesar que muchas veces va pensativa…como en el barro burbujea y sale agua cristalina …así es su vida…la lleva a diferentes confines…ahora el sol serenamente le acompaña con su pañuelo de luz secando las lágrimas que antes se asomaban…lo que anteriormente era un enjambre de avispas es ahora una nube de mariposas que salpica su ser de una agradable sensación…nunca había sentido ciega su alma …ni la oscuridad habia cesado de tratar de convertirla en bestia señalándola con su huesuda mano siniestra…
Así pasaban los días …amando esos segundos …cuando sus miradas se topaban…ahora otro día más en el andén…sentada mira sus pies díscolos mientras aguarda verle pasar en el tren …aburrida alza la mirada … entre la niebla de la muchedumbre …una silueta familiar se dibuja… y … surge el chico de la penúltima ventana…los latidos se resisten a volver a su cauce …mientras florece un campo sobre el cielo de sus miradas…ella va marcando los lindes con maderos de fuego... para acorralar afuera los vientos traidores de la timidez…evitando escapar…su sangre es un rió caudaloso que no puede retener su rápido recorrido cuando ve su amplia sonrisa al verla…los silfos los hacen sus prisioneros…tejiendo con sus pensamientos notas de antiguas sinfonías… ofrendas de anhelos se sacuden con cada movimiento…los labios son cáliz dispuestos en el altar de sus rostros…polvo de pies apresurados los separan... sin haberse tocado…la muchedumbre aulla impidiéndoles enlazar sus manos…la diminuta esperanza se desvanece al verse salpicada de esa lúgubre manía… de arrollar con empellones en la llegada del tren … que sin ella pretenderlo la suben al tranvía…la puerta se cierra estoicamente ante sus ojos …los rieles comienza a rugir …corre desesperada al fondo del vagón tratando de mirar por las ventanas …encuentra vació un puesto y con tristeza suspira …mientras mira al chico aturdido… parado en el andén…no queriendo perder de vista … a la chica que lo mira desde la penúltima ventana…
Xiomara Beatriz