
Cuando todo se mece ante las voces portadoras de sueños…toma la lámpara en la mano trazan sus pies el camino ya tantas veces recorrido… apenas se escucha las pisadas pues el sonido de su corazón que palpita de alegría las socavan... en el otro lado del espejo esperaba la vida… descalzándose del tiempo presuroso ..siempre acudía tapiando realidades…tallando nuevos litorales…primavera de sonrisas eran los huéspedes perennes en las ramas de los álamos…núbil los cuerpos en flor se buscaban como escalador no queriendo caer en el vació …labios como higos henchidos de dulce néctar se ofrecían…las toscas manos dibujaban la seda buscando la trinchera de la noche…los fantasmas detrás de las murallas quedaban rezagados lejos del paraíso al otro lado del espejo…como ilusionista que saca de la chistera un conejo llenando de luz las miradas … inventado mundo que cae de su nerviosa porfía..
Los fuertes vientos del bosque de cemento extravían las aves… las flores cándidas tiemblan al querer el sílfide despojarles sus pétalos...el aire se torna disonante…las muselinas vuelan del rostro…la hermosura de la paleta se torna en grises garabatos despojados de amores inventados…carcajada del delirio perfora los huesos…se enreda las pestañas en roció…el espejo esculpido de sueños se torna denso…duele…quema al intentar tocarlo…el sol ya no está en la garganta…el corazón está plagado de avispas que le aguijonan …ciegas pululan las cigarras de los ecos que antes entonaban …el día circunda como yegua que va arrastrando las sombras dando un matiz de agonía…nuevo vestido de mármol se pone en el corazón exhausto...el brillo que como orfebre pulía comienza a sucumbir cayendo en pedazos hirientes de una muerte anunciada…
De la herida la gangrena incipiente es hurgada con tallado bisturí de luz…en el vejado diván recostado de recuerdos ...el silencio le espía…la herida es lavada con agua de rió claro…cierra los ojos descansando del ruego que desde hace mucho tiempo su alma ha habitado…un cuenco le es ofrecido a sus resecos labios que se empapan de aguas vivas…ondulan otra vez las ramas de los cedros…brotan cantos místicos de indómita alegría…aunque permanece aun en el risco del acantilado…como verso doliente intentado con sus letras dispersar el silencio…ya no habrá más paseos al distorsionado espejo… ni secretas corrientes de ilusiones …ni fugitivos poemas de entrega inmediata…se deja en libertad los caballos blancos del jinete errante que intenta sin resultado llegar a la fruta deseable que del árbol tentadoramente cuelga en lejano horizonte…
Xiomara Beatriz
Los fuertes vientos del bosque de cemento extravían las aves… las flores cándidas tiemblan al querer el sílfide despojarles sus pétalos...el aire se torna disonante…las muselinas vuelan del rostro…la hermosura de la paleta se torna en grises garabatos despojados de amores inventados…carcajada del delirio perfora los huesos…se enreda las pestañas en roció…el espejo esculpido de sueños se torna denso…duele…quema al intentar tocarlo…el sol ya no está en la garganta…el corazón está plagado de avispas que le aguijonan …ciegas pululan las cigarras de los ecos que antes entonaban …el día circunda como yegua que va arrastrando las sombras dando un matiz de agonía…nuevo vestido de mármol se pone en el corazón exhausto...el brillo que como orfebre pulía comienza a sucumbir cayendo en pedazos hirientes de una muerte anunciada…
De la herida la gangrena incipiente es hurgada con tallado bisturí de luz…en el vejado diván recostado de recuerdos ...el silencio le espía…la herida es lavada con agua de rió claro…cierra los ojos descansando del ruego que desde hace mucho tiempo su alma ha habitado…un cuenco le es ofrecido a sus resecos labios que se empapan de aguas vivas…ondulan otra vez las ramas de los cedros…brotan cantos místicos de indómita alegría…aunque permanece aun en el risco del acantilado…como verso doliente intentado con sus letras dispersar el silencio…ya no habrá más paseos al distorsionado espejo… ni secretas corrientes de ilusiones …ni fugitivos poemas de entrega inmediata…se deja en libertad los caballos blancos del jinete errante que intenta sin resultado llegar a la fruta deseable que del árbol tentadoramente cuelga en lejano horizonte…
Xiomara Beatriz