lunes, enero 17

Ceguera de mil años …





El... Estoy ciego, siempre ha sido así. Los días se suceden igual que noches eternas, donde mi existencia, es un sosiego silencioso sin una luz temeraria que ilumine mi camino...


Ella... Veo que aun la noche le implora a él tibio albor retardar su llegada, pero las aves están hambrientas en la vecina rama, se escucha el canto nítido de un ruiseñor .El sol va ascendiendo consumiendo las sombras, mostrando los senderos tantas veces recorridos, me gusta pasear por el muelle al comenzar el día, ver la ola que estalla en la roca.

El...Pienso, no, ¡oigo! a una mujer acercarse. Sin conocerla sé que no es blanca o pálida y tampoco morena. En cambio aporta el color de  la luna irradiada y su belleza se percibe como un aura inconcebible…
Pienso.... y el temor se adueña de mí unos instantes, tal vez cuando llegué a mi posición pasará de largo sin siquiera prestarme atención, y no volveré a verla nunca, sumiéndome de nuevo en la prematura oscuridad.


Ella...Recuerdo el trébol de cuatro hojas que encontré en mi sueño, allí iba descalza como la aurora acompañada aun por el manto de la noche, caminaba como ahora hacia el mar, frente a él cerraba mis ojos, la luna ya sabía mi deseo y cómplice se reía, la brisa se contenía de envolver mi cabello, pedí el deseo y de pronto embelesada me encontré en otro lugar...que no era cielo ni mar...habían mil soles o seria el fulgor de banco de corales.



El...Estoy de pie, junto al árbol, y puedo sentir sus tacones de aguja; su paso seguro; apenas vacila; su andar ¿melancólico?
Mis ojos contemplan su espíritu como si estuvieran abiertos y vivos,

no deseo que ella se dé cuenta...



Ella...Miro el hombre cercano a mí de nuevo, allí sigue de pie en el frondoso árbol con aroma a primavera, quizás espera a alguien mientras mira hacia el horizonte ensimismado, sus gestos algo buscan, el frió aun se cuela en el ambiente, cierro mi suéter. Y vuelvo a mirar al inquieto hombre él parece querer escuchar mis pensamientos?...


El...Se ha detenido a tan solo unos metros... Estoy ciego y puedo verla con tal claridad, ¡como si estuviera ante mí! Su respiración entrecortada, la sensibilidad de sus movimientos precisos, casi calculados, guían mis sentidos hacia su ser…

Ella... observo como el sol quiere ya alcanzar su trono, voces cercanas llegan con la brisa, me  dejo llevar por el estallido de los colores, Y recuerdo de nuevo la libertad que sentí en ese mundo de mis sueños, donde los vocablos eran las hojas de los arboles, algunas cuando mis dedos las tocaban se transformaban en mariposas que se sacudían las alas llenas de felicidad. Un perro paseaba placenteramente en su pelambre llevaba poemas que iban cambiando a medida que el avanzaba, mire el alba y esta se sujetaba del horizonte como ropa en el tendedero y cada vez que la brisa la acariciaba exhalaba toda su  policromía...


El...Poco a poco, con la cautela de un científico que no desea que su admirable descubrimiento se eche a perder, me dejo caer arrastrándome sobre la corteza del árbol, y me acomodo sobre la fresca hierba del suelo.
Sin embargo, hay algo que no alcanzo a dominar. ¿Sabrá ella que aún sin siquiera mirarla, la estoy observando? ¿Sentirá mi respiración agitada mientras yo recibo su aroma a esperanza, sus vahídos sensibles y dúctiles? No sé de donde viene, ni quien la creo. Apenas sé nada... de ella. Para mí ahora es una estrella naciente, y no dejará nunca jamás de crecer ante mí...


Ella... Aun recuerdo a el hombre que paseaba susurrando trovas igual que las aves  cuando surcan el cielo o serian peces? ...Luego me asome a una ventana, y lo vi de nuevo , con el rostro con el cielo cautivo en el paisaje de sus facciones, como rememorando un profundo beso, pues sus labios aun temblaban anhelantes, estaba con su traje de buzo aun correando agua de mar sobre las sabanas, pienso que extraños son los sueños, en ese momento me volteo por el ruido que hace al deslizarse sobre la áspera corteza del árbol el hombre parado junto al árbol , Y me quedo sorprendida pues el rostro que vi en mis sueños...aquel que susurra igual que las  aves era igual al hombre que encontré  parado cerca del árbol...

Xiomara Beatriz José Fernández del Vallado Enero 2011.


viernes, enero 14

El sello de tus piernas...


Me despierto con el ronronear cerca de las nubes
de la gata ahora convertida en mariposa
observo el cielo mientras es vestido de color oro naranja
los pájaros saltan de rama en rama
la medalla de plata centellea en mi pecho
un álbum de fotos en mi regazo
embriagado de recuerdos
y tú siempre a mi lado...



Lucas sale presuroso de casa a escudriñar el jardín olfateándolo todo
librando una batalla contra las aves que se espantan al ver
una juguetona motita de algodón 
bajo el verde que alumbra el inmenso sol
mientras en el balcón yo muerdo una fruta madura
los labios tiembla ante su dulce néctar
sabe a rumor de tus besos colmados de ternura
al íntimo edén son tus decididos brazos
enlazando el valle bajo mis colinas...



Ya se respira la primavera que se asoma tímidamente
pero en mi va escalando el ferviente deseo embrujado del estío
unción de dos almas que con arrobo se miran 
ante el sacrilegio de la distancia
se van congregando pensamientos que vibran 
ante la enardecida llama
una envolvente bruma espectadora del cantico de la piel
intenta sofocar el grito de amor que va empujando vértigos de poemas
pues el impulso de la sangre en su melodía se empeña en acrecentarla
es dulce estar sobre el sello de tus piernas
enredada en caricias como cuerdas que nos atan
en el afán alucinado de la pasión ...

Xiomara Beatriz







miércoles, enero 12

Y sin embargo...



La terraza bajo una suave melodía
con sus alas va vagando afanosamente por doquier
el suspiro de la luna se alberga en los todos los bardos corazones
miro el espejo del sol que desnuda se entrega al mar
mientras los faros celosos intentan simular su luz
escondidos entre el bosque de piedra y cristal...


Barullo de voces ya no sorprende la noche
acarreadas por el viento que provienen de las callejuelas
cuajadas de la estridencia de lo fútil
la armonía de la naturaleza es lo que me hechiza
salto encima de sus acordes
como jinete que acaricia su corcel
con la calidez de la piel de sus muslos
ese que me lleva a la metamorfosis mística
para forjar poesía lejos de las extravagancias
de las taciturnas madrugadas envueltas en hollín
que parlotean sin cesar lo mundanal ...


Si yo fuese luna provocaría la vehemencia de tus versos
la copa se vacía a solas ruge en mis pensamientos tu presencia
esas que acunan sueños prendidos de alfileres en el crepúsculo
me asomo a la baranda a escuchar las olas que murmuran sin cesar
los secretos de su jardín interior lleno de estrellas ...

Escandaloso verano trepa en el atavió de mi cuerpo
empujando los zapatos a un rincón olvidado
idioma que el silencio declama en su fluir
en el envoltorio sutil del oscuro satén sobre mi pecho
misteriosa seducción se cuela por las colinas
la respiración va quedando en suspenso
el rugido del viento recorre
todos los pasillos que hay mi
mientras sigue la música poblando condados
y yo sigo a solas con tu presencia dentro de mi...

Xiomara Beatriz