Entreabrir puertas
y en una de
ellas
existe un
árbol de luz
preñado de
colgantes ramas vivas
en cuyas
hojas refulgentes se agita
el fulgor de
la vida
En el agitado
silencio
caen
mansamente flores blancas marcando el camino
mientras exuberantes
pájaros azules
jubilosamente le regalan su
tonalidad al cielo
que los envuelve igual que a
él níveo lienzo
la tintura índigo del pincel con una pincelada única
lo convierte en un
tangible mar
Se distingue
la niebla
en la absorta
contemplación
los versos del río van
delatando
las cautivas historias
de sus aguas
mis pies inquietos ante
tanta belleza
descubren la seda verde
que con
ternura se ha ido
apropiando de mis
huellas
Llueve polvo
de estrellas encima del jardín
sonrió al
verlas mientras sosegada bajo el árbol curioso
que vigilan con sus
ramas inquietas el inacabado poema
Voy enlazado
con pasión las palabras
con la tinta
escarlata de la resina del corazón
me dice que
debo de tener cuidado
pues
glaciares enteros se han disuelto
con apenas
del roce ardiente
de unas gotas
de ella.
Xiomara
Beatriz