Metin Demiralay
Tarde calurosa en la isla luego de la palabrería del temporal igual que denso manto nos cubrió momentáneamente…ahora el sol se reclina en el tejado bebiéndose las gotas rezagadas que aun caen en el cristal de la ventana…las rosas irrumpe ante la mirada de miel de mis ojos…mas intensamente coloridas…asomadas sin disimulo entre el verdor del jardín…mientras el lenguaje del mundo sigue con su inquietante arrebato
El bramido sordo de la marea sacude la orilla…se cuela como ráfaga de brisa en la ventana devorando con su melodía toda la habitación...vuelvo a mi libro con el mar sentado delante de mi…ansioso espectador de mis palabras
Mi voz sale como pájaro furtivo queriendo ser primavera…las miro partir viajando en ese entramado de luz …cruzando raudamente el azul ultramar…para volver como desencajadas bofetadas que la distancia burlonamente carcajea…las recónditas penumbras se acercan…aparecen como un gran estanque pincelando la lluvia en el rostro
Las nubes adquieren un color bermellón batallando con luz del sol que desea rasgar con amor el horizonte…las luces mortecinas de los faroles comienzan a florecer entre las tinieblas como un hermoso cuadro enmarcan la tela del atardecer
Penetro en los mundos que otros no alcanzan a ver…la realidad comienza a sofocarse…las cadenas del tiempo se rompen…se decapitan las memorias…se intenta olfatear las estrellas con el lenguaje del alma ese ya olvidado…la tinta del destino va desapareciendo…alguien toca mi hombro giro…sonrió pues él me recuerda que aunque la noche parezca impía mientras el sol y la luna cuelguen sobre mi cabeza…el estará allí con su sonrisa de niño velando que mi sonrisa jamás desaparezca.
Xiomara Beatriz
Mi Hijo Rob...
Metin Demilaray
Tras el velo blanco del árbol de las magnolias
mis cabellos clamaban oraciones al viento
mis huellas en la blanca arena el poniente sol iluminaba
cuando escuche el ronronear de tu alma enamorada
entre las hojas del destino
como un vehemente perfume
devorado por la seda
se deslizaban tus ardorosos versos
menguando el invierno de mi alma
Orgías de emociones a mi saqueado pecho volvían
cuando tus dulces secretos iban discurriendo por mi cuello
de las nieblas a las lunas despojabas
el estío con su tórrido ardor
susurrabas con delirio en la piel
los umbrales se desvanecían
cuando la tentación se saboreaban en los labios
el goce sonrojaba el dorado cielo
Las flores se agitan cuando tu húmedo aliento
ebrios del azul que me hace volar
cruzando el cielo rojo
de mi existencia
mientras el bálsamo misterioso
de la vida destila en las sabanas
y los cuerpos
resucitan.
Xiomara Beatriz
Sus pensamientos vuelan
en las miasmas de la existencia
lanzándose sobre la bruma del pasado
donde el silencio poblaba como una hiedra los altos muros
el corazón del ruiseñor estaba atrapado entre déspotas cadenas
Al otro lado del océano también goteaba la soledad
teniendo el sol de frente
causes por donde navegar sus ríos
pero la nieve cubría su eterna noche
Hijos del mismo mar de amargura
opuestos que se contemplan
midiendo su fuerza
deslizándose sin darse cuenta en sus almas
mecidos por un nuevo ritmo
refulge un sentimiento
sacándolos del sepulcro de cristal con celestial dulzura
Desde el umbral ella lo observa aullar como animal herido
retumbado por los aires sus ecos tétricos con halitos de ira
pero también ve como fermenta luminosas pócimas de amor
con paradójica irreverencia
pues el besa
y escupe la vida
Palpitan sus femeninas manos sobre sus versos
queriéndolo poblarlo de sus quiméricas primaveras
presentir lo que se oculta entre el silencio de los vocablos
descifrar su rostro centellante cuando exuda alegría
su suave mano llena de empatía
y como serafín el silba
cuando emigran al destierro
sus oscuros pensamientos
Ellos gimen diversas sinfonías entre las rocas que caminan
ahora soplan escalofríos entre los bosques
ella quiere ser estrofa de alegría
contagiarle del secreto de la vida
como todo le murmura amor
y puede ver entre sus brumas
su hermoso corazón.
Xiomara Beatriz