El verdor de los arboles al atardecer me deslumbra…el aroma salino me envuelve…el puerto colmado de mágicos lienzos blancos que el viento empuja se repliegan…mientras el oleaje del mar sigue borrando huellas que en el día sucumben en su amada orilla…juego de luces y sombras en el jolgorio del amor…salta la barda de la distancia santiguándola con los pensamientos…que empuñan el espíritu cuando la noche comienza a cantar ante el bermellón que placenteramente ocupa el cielo…
Un veneno siniestro navega por mis venas cuando te acercas…licor profanador de mi sosiego…se inmiscuye en mi ser sube a la cima de mis colinas y baja creando un lago de emociones…el no obedece a ningún antídoto…se diluye en cada poro de mi piel…va profiriendo versos lleno de ardor a mi desconcertado corazón…que en su vehemente conquista pide mi rendición…
La luna tímidamente ilumina el dosel del lecho…la piel esta libre de prendas de luto…mientras los susurros van hiriendo como una daga viva el frío de la madrugada…con el fuego que se acunan en las sabanas…pues eres tu quien ahora mora con su cálido aliento la oscura morada al suspirar como poeta enamorado…cuando alcanza el embeleso de la poesía…
Mientras el infierno y el cielo se trenzan en nuestras miradas…el tiempo se disipa…la mortaja carnal resplandece cuando alcanzamos el umbral del vuelo para morir y despertar de nuevo
en la sublime entrega
de los cuerpos…
