sábado, septiembre 13

El eco del deseo.




Felicia Simion.

Anocheciendo, el aroma a jazmín
como mariposas negras en la oscuridad vaga.
Los ojos fijos miran la ventana que sueña;
el farol de la esquina saborea en la copa
la uva descarriada que, bajo su embrujo, tiembla.
Tu risa contagia la piel cuando la mano se acerca;
el horóscopo no acierta cuando la luna lo censura,
mientras el eco del deseo en la sangre resuena.

Se despluma la nuca
bajo la lámpara del sol de tus besos.
La colérica soledad se aparta con el aliento;
se estremece la perpleja cintura cuando la arrastras
sobre tus caderas, como si amaneciera.
La página del cielo nos observa
cuando la entretela de su lugar desaparece,
mientras los espejos, con pudor, se dan vuelta.

En la lujuriosa calle, el silencio se ausenta
cuando la sombra enloquecida penetra.
La música se enardece;
el verbo en el cuerpo se desbarata
cuando la certeza del cielo
en el caos de la noche llega.

Xiomara Beatriz