domingo, marzo 7

Rapsodia...




                                                Xiomara Berrios.


Hoy arroja su abrigo… sus guantes sobre el respaldo de una silla…mira la lejanía…las nubes …el mar acechando siempre la orilla …las señoras que barren los jardines con grandes escobas como si en ello les fuese la vida ….mientras en ella habitan una gran cantidad de palabras que con intensidad quieren volar …cansadas de estar atestadas en frascos cerrados de una alacena que comienza a apolillarse …siguen las manos quitando las hojas secas de las flores…moviendo raíces…empapando áridas tierras … mientras el fleco de su falda juega con el viento …sus pies quieren correr por el verde césped ….abrir sus brazos y solo ser parte otra partícula mas del universo …abrir la cortina que la separa de las estrellas ….dormir… comer …respirar ….sin tener que tomar otro trago del divino medicamento que te intenta arrancar de entre tumultuosos destinos…a lo lejos hay un individuo señalando con un dedo tratando de orientar al chico perdido…ambos sonríen quizás han finalmente comprendido el rumbo que debe tomar…las figuras evanescentes también transitan el lugar perdidas en sus pensamientos parecen flotar como globos atados a un pedestal…aunque hay bullicio de la cotidianidad que todo contamina…su corazón vuela al nunca jamás

Se arrulla al percibir el canto de una garza…de los loros salvajes que pasan en bandadas en su eterno peregrinaje... el canal lleno de agua se alza hoy pareciendo que canta con otro estilo distinto a lo normal…Y ella siempre intentando terminar las cartas que no quiere acabar…espirituales… tumultuosas… llenas de amor…es que cuando el martillo de oro golpea en las miradas de dos personas…que al verse surgen rutilantes rayos que te harán dichoso e infortunado a la vez…se comienza a colgar sutiles collares en los cuellos… mensajeros alados comienzan su danza poniendo sobre los cabellos espigas verdes donde sobresalen flores de primavera…el sauce ya no lo vemos que llora cerca del rió… ahora al verlo sentimos que sus ramas solo quieren acarician sus aguas cristalinas…las mejillas comienzan a ser cálidas de sonrojos …cuando antes eran pálidas figuras de cera…la vida se comienza a chispear de tonos naranjas …azules …granas…la música de campos de trigo y cañaverales acompañan a las aves…se enredan las sensaciones… en la buhardilla siempre hay ecos de cómplices sonrisas …la piel se convierte en cerilla…comprendemos el lenguaje de las olas …atravesamos las lúgubre cortinas de tormentos…para ser parte de la cascada de vida…ya el horizonte no es lejano… sino que en el navegamos con la barca de los sueños …nos trenzamos en el fuego desatando las vestiduras … los cuerpos comienzan a ser etéreos al colmar los sentidos cuando el roble oculta su sombra primaveral en la penumbra del bosque


Y la carta ella nunca la termina ...como espuma la abandona en la orilla…es que ella no quiere atravesar las puertas del frió marfil con engranaje de acero que acechándole quiere …cerrar tras ella sus puertas… encerrándola en un lugar frió y sombrío… donde jamás volverán a ser primavera …ni canto de arroyo…ni volver a entonar notas que se apretujan en ella como personas en romería llenas de alegría …ella quiere seguir siendo partitura de la rapsodia de la vida …queriendo ser abril…mayo y junio para alguien …ser glorieta en medio del pantano …adornada con lirios blancos …con bálsamo de caricias …sentir del rojo su picardía …ser arboleda que guía y no extravía …escribir siempre en capullo para ser flor cuando la lean …no quiere ser una escultura con formas sin corazón... sin querer sentir que este aún le palpita….qué difícil es escribir una carta cuando el alma esta adolorida… mientras el día se desliza en el trueno de la indiferencia…y el verde es despojado hasta de sus vísceras.

Xiomara Beatriz

sábado, marzo 6

Olor a Primavera...



Ajena a la batalla el espectro insomne de la locura
 de la pasión cantaba el ángel
vagando serenamente entre la neblina
 de roció que sobre los ríos pervive
como velo que oculta su brío a ojos desconocidos
entre las montañas con alas abiertas se solía entregar al viento
cuando un día alguien susurro su nombre con aliento balsámico
miro y entre el bosque de los avellanos
apenas se distinguía la silueta que exhalaba
olor a primavera



Con sus ojos de halcones le busco para mirarlo a los ojos
de inmediato se topo con el descaro de la pasión
que de manera arrolladora le invadió al igual
que el color escarlata devora la blanca tela
cuando el vino en ella se derrama en ella
así le devoro su esencia alejándola
para siempre del calmo letargo


Igual que gacela joven a su arrebato se entrego
el verde era ahora su lecho cuando sentía la alondra
batir sus alas en las entrañas
el temporal ya no se suscitaba en las nubes
sino dentro suyo al ver el verano que le llamaba
con sutil resplandor en aquella ardiente piel



Las flores del manzano quería entregarle
adoraba la locura que se apoderaba
de sus labios rojos sabor a dulzura de alba
y a él le ofrecía haciéndoles
 palpitar en su llama vital
su mirada antes era un lago sereno
mas al apenas tocarle sentía la vocación sísmica
que desde siempre en su médula le acompaño


Cavilaba amargamente si sus sentimientos tan intensos
eran una trampa que intentaban la sombra con disimulo apoderarse
pero por mas que le colocaran otra copa de oro bruñido
ella la rechazaba y seguía atado sus cabellos a su nuca con sus versos
bebiendo de los enigmas que le provocaban la piel electrizada
al acercarse a él con absoluta combustión.

Xiomara Beatriz

viernes, marzo 5

Tormenta de estío....



Cuando el silencio
 se transmuta
en la densa penumbra
en mil abriles de caricias
cuando en un lenguaje nuevo
los vocablos son húmedos roces
 que germinan los poros
donde los labios los visten
 de sublimes madrigales
cuando a la oscuridad se desnuda
con la luz del estío que la ciega pasión
allí acrecienta

Cuando los roces tornan las oscuras piedras
en refulgentes rubíes hambrientos
mientras la mano resbala en rincones vedados
giran los cuerpos en vendaval de emociones

Cuando el amor es sentido
como travieso coloquio de sinfonía y sonetos
que afiebra la piel al ser fervientemente entonados
de los labios se escapan temporales de suspiros

Cuando la mano avanza sobre los campos floridos
y los pechos se llenan del amor presentido
el aliento los riega de cálido roció

Y en medio de la selva se escucha
el enérgico trino de un ruiseñor
que agitando sus alas
 reclama con brío
su lugar en el nido .

Xiomara Beatriz