Xiomara Beatriz
Miles de pequeñas olas se elevan suavemente
un ave planea queriendo alcanzar el horizonte
sueña mi corazón ir más allá de la piel
de las caricias de la luz del sol
del viento con aroma salino
donde al cielo las medusas
le parecen flores que flotan...
Donde notamos que somos archipiélagos
voces de una misma melodía
que han resbalado en el celaje de la vida
pero creados con el espíritu del amor
solo que nos ponemos oscuros vendajes
andamos ciegos debajo de un sombrero
para ocultarnos de la luz que no está afuera
sino íntimamente ligada a nosotros
pues está en lo profundo de nuestra alma
Me gusta viajar allí donde las estrellas
se cuelgan divertidas en mi cabello con la magia del universo
mientras las flautas resuenan acariciando la luna
que tímida ella se esconde durante el día
mientras la roca muda sonríe ante el ímpetu del mar...
La bóveda azul hoy esta serena
se escucha el susurro de las enaguas de las nubes
la fuente de vida de la naturaleza
de las alas que se entregan al vuelo
Un delfín se asoma travieso
aun no se atreve a contarme cuentos
el calor del sol ya colorea mi rostro como una manzana
mi cabellera parece algas que flotan en el agua
si acaso tu me besaras ahora
saborearías la sal en mis labios
en medio de la dulzura del arroyo
del amor que brota en mi
se estremece la piel cuando el silencio exhala
el vagabundeo de los ensueños
Extraño el aroma intenso
de la clorofila de las montañas
de los caminos suturados con amor
deje parte de mi allá en el sendero donde mis pasos
bordaban una alfombra de lagrimas...miel e ilusiones
cuando observaba el sol suspirar en el horizonte al amanecer
y a las montañas él hacía reír cuando sus rayos las tocaban
con cosquillas de luz provocando en ellas estornudos
pues un manto de niebla las cubrían luego
El ajedrez de la vida reclama el trono de sus piezas
puedo escuchar el ruido de sus piezas movedizas
mis pies retozan con la blanca arena que se eleva
para volver a caer con alegría
un libro desgastado reposa a mi lado
creador de sentimientos mis manos le acaricia
cuando vago junto a él entre leyendas
nostalgias que ciñen sus hojas
o el ardor de sus cantos de pasión
mientras disfruto del dulce encanto
de la aurora marina.
Xiomara Beatriz