viernes, octubre 8

La aurora marina...

                                                             
                                                                        Xiomara Beatriz


Miles de pequeñas olas se elevan suavemente
un ave planea queriendo alcanzar el horizonte
sueña mi corazón ir más allá de la piel
de las caricias de la luz del sol
del viento con aroma salino
donde al cielo las medusas
le parecen flores que flotan...

Donde notamos que somos archipiélagos
voces de una misma melodía
que han resbalado en el celaje de la vida
pero creados con el espíritu del amor
solo que nos ponemos oscuros vendajes
andamos ciegos debajo de un sombrero
para ocultarnos de la luz que no está afuera
sino íntimamente ligada a nosotros
pues está en lo profundo de nuestra alma

Me gusta viajar allí donde las estrellas
se cuelgan divertidas en mi cabello con la magia del universo
mientras las flautas resuenan acariciando la luna
que tímida ella se esconde durante el día
mientras la roca muda sonríe ante el ímpetu del mar...

La bóveda azul hoy esta serena
se escucha el susurro de las enaguas de las nubes
la fuente de vida de la naturaleza
de las alas que se entregan al vuelo

Un delfín se asoma travieso
aun no se atreve a contarme cuentos
el calor del sol ya colorea mi rostro como una manzana
mi cabellera parece algas que flotan en el agua
si acaso tu me besaras ahora
saborearías la sal en mis labios
en medio de la dulzura del arroyo
del amor que brota en mi
se estremece la piel cuando el silencio exhala
el vagabundeo de los ensueños

Extraño el aroma intenso
de la clorofila de las montañas
de los caminos suturados con amor
deje parte de mi allá en el sendero donde mis pasos
bordaban una alfombra de lagrimas...miel e ilusiones
cuando observaba el sol suspirar en el horizonte al amanecer
y a las montañas él hacía reír cuando sus rayos las tocaban
con cosquillas de luz provocando en ellas estornudos
pues un manto de niebla las cubrían luego

El ajedrez de la vida reclama el trono de sus piezas
puedo escuchar el ruido de sus piezas movedizas
mis pies retozan con la blanca arena que se eleva
para volver a caer con alegría
un libro desgastado reposa a mi lado
creador de sentimientos mis manos le acaricia
cuando vago junto a él entre leyendas
nostalgias que ciñen sus hojas
o el ardor de sus cantos de pasión
mientras disfruto del dulce encanto
de la aurora marina.

Xiomara Beatriz

miércoles, octubre 6

Recargados versos que caldean mi corazón.




































Wanita Berdoa.

Pasos que saborean lentamente el pueblo

en el cielo deslumbran ya las pléyades

la noche las exalta sin temor

en el claustro se despierta la sangre

pues la luna llena intoxica todo de magia

con su luz todo rincón transforma

al percibir el festival de la vida

que allí se suscita

mientras el mar farfulla su eco

invitando a la orilla

a los enamorados

engastados de la mano


Ventanas abiertas respiran el aroma salino

la dulce música se pasea por doquier altanera

las sandalias son alas que se alejan

al mismo tiempo del polvo del mundo

para ir al banquete del universo que en el alma se proclama

lejos de los vanos discursos que corrompen el alma

de los pies que se arrastran con el ceño lleno de hiel

de las mudas imágenes de sangre dormida

como bóvedas de banco caminan

del monumento que mira el mar con recogimiento

mientras las campanas tañen entre triste y dulce

cuando percibo con ternura la belleza

que florece en el corazón del indigente

que reside invisible

en la puerta del templo 



Todo el cabello ha huido suavemente de mi nuca

la brisa pretende robarse los pensamientos

sórdido destino de una mirada extraña pretendiendo

quemar un amor en la agonía de la lejanía

es hermoso ver cuando se balancean las ramas

de los arboles ebrios de tantas caricias

mientras el agua corre entre el empedrado camino

contando miles historias por ella arrastradas


Tengo el vicio de todo observar con la mirada

sombreada de largas pestañas

succionando con frecuencia

pequeños detalles en silencio

cuando el soplo de las energías

me hacen danzar fogosamente

ataviada como arroyo claro

entre las calles perdidas

donde mis pasos se deslizan

arrojando al regazo la riqueza

de recargados de versos

que se caldean en mi corazón

cuando la falda quiere vencer

infructuosamente al viento.

Xiomara Beatriz

sábado, octubre 2

El aroma de un libro que se abre a diario...

                                                           Waldemar hansson

Un torbellino de lluvia detrás de las cortinas al cristal acosa
pero ya se vislumbra un divino cielo azul
que empuja para poblarlo todo
mientras el impúdico vestido descansa
del hambriento del latido de la piel
las vértebras miran el techo en aparente reposo
mientras la brisa las acarician
borrando como amante toda vergüenza

Libertinaje de la belleza promete el día
arrullando con sus perfumes
los canticos de colores del paisaje
en el maravilloso decorado de la aurora
la hojarasca de la brisa parecen dedillos
tocando sobre la desnudez las cuerdas de un instrumento
o quizás como las olas de mar rindiendo su pasión a la orilla
suspirando de emoción
mientras un sol con agonía
quiere en su acechanza
a el horizonte penetrar

Contagiando todo de su ardor
cuando la piel como árbol desnudo
siente la savia ávida de su recorrido
allí donde retumban los suspiros
un delicioso juego es tratar de mantener la lucidez
cuando siente en la nuca el palpitar de nubes de mensajes
mientras se erizan los poros se va alimentando aun más la locura
cuando el verde se agita contra las canteras como fanfarrias
del eco del habitante del laberinto recorre mi espalda

Mi rostro medio dormido sobre una laguna desordenada
de suaves telas del lecho siente el clamor de la vida
pero sigo soñando con mi mente apresada
en la embriaguez de la lumbre de su mirada
en el estío de los frutos generosos que fecundan
en el suspiro ahogado de la musa

Cuando el corazón mortal trasporta
húmedos besos de norte a sur
como cazador de mi complicidad
del girar de la jungla de mis sentimientos
mientras a la ciudad la envuelven ya las inquietudes
del temor cotidiano de lo esperado y lo imprevisto
del aroma de un libro que se abre a diario.

Xiomara Beatriz