Vivian Mainer.
La vidente de júbilo sonríe
la perversa baraja del invierno
se ha quedado en silencio
con su cabello atado exhala suspiros
por fin despiertan las petrificadas raíces
la luz todo lo absorbe reproduciendo versátiles
formas.
La ribera del río el naranja del atardecer se empeña
en poseer
se desliza la música como un torbellino bajo la piel
la mirada atrevida el rojo hace aflorar en la pálida
tez
la casa del té enciende la estufa
cuando en la calle de la lujuria
yacen celestiales figuras
con ojos desvanecidos .
El santificado edificio aún ostenta su osada ambición
reluciendo su aristocrática mentira en el viejo barrio
francés
tartamudean historias bajo los viscosos deseos
la belleza es la bujía que no se extingue en estas
veredas
me he condenado a recorrer su ecléctico hechizo
bajo el vértigo de imágenes que su fulgor embosca
dentro de la caja de la oscuridad.
Xiomara Beatriz .