A veces los días los acaricio
como cuadros antiguos
de cuyos sonidos
ya he bebido
Etéreos libros
que mis dedos repasan
en una mansión de luz
pero al abrir
el vademécum de los ensueños
estos vuelan me caen en la falda
en su apogeo suben
y
me besan
sus realidades
A veces recorro los largos pasillos
allí en los libreros envueltos en niebla
donde están los pensamientos
llenos de sombras o luz
ellos se asoman
invocan mi nombre
caigo en su vértigo
vagando entre lo sublime
y
lo terrible.
Xiomara Beatriz