lunes, febrero 23

La belleza sobrevivida.


Maria Maristani.



          El polvo se muere de tedio en la repisa
         continua el vacío donde debe estar tu fotografía
         como un ruiseñor la tetera canta cuando el hervor se asoma
         sobre la piel mojada una bata blanca se abraza
         afuera las hojas se han ido en bandadas
         en la decolorada guirnalda del mardi gras una helada lágrima brota
         el invierno desde las cúspides árticas a su agonía se niega
         los fragmentos de versos por el papel alocadamente se desparraman

        Un ojo constantemente me vigila
        desde el cristal emplomado de la lampara 
        revuelvo nerviosa con una cucharilla la taza de té que de miel se perfuma 
        veo el ojo que me observa buscando atrapar en su dimensión mi mirada  
        en el florero una espina sangre gotea dándole a la mesa el tono escarlata 
        hoy el cielo es diferente, escucho el viento que muge como una vaca 
        la luz en la esquina se consume como el sueños de muertos

        La pinza del alacrán en el firmamento se ilumina
        una niña dibuja un toro en la mitad de su noche oscura
        los perros ladran en el callejón a los famélicos gatos     
        el turbio sonido de la música intenta sobrevivir al hastío de la ciudad 
        una mirada extraviada en el farol se cuelga con el veneno a cuesta 
        las magnolias a los escarabajos desean para que sobreviva la belleza  
        mientras que en la punta de los dedos a mi mundo doy vida.  


        Xiomara Beatriz