
A veces es en los
sueños donde atónito el corazón reconoce el susurro de otras realidades, quizás
no dormimos sino nos movemos dejando la pesada vestidura carnal. Sentada en la
silla cavilando sobre el papel en blanco mientras la pluma inquieta, cantar
quiere con vocablos danzantes sobre sueños que se columpian entre varios
mundos. Como una niña voy columpiándome veo el rápido transcurrir entre el
pasado y el futuro. Mientras sigo meciéndome desde el presente y debajo gira y
gira el mundo.
Veo ejércitos que avanzan
enseñando un lenguaje nuevo en el universo, nada podrá sofocar la inextinguible
llama mientras himnos se cantaran para espantar los cuervos que pretendan arrebatarnos
los nuevos tiempos. Letras fueron escritas antes que en los bosques los
aullidos fueran escuchados y en los mares comenzará a hervir la vida, los antes lóbregos del
invierno serán cercenados por las espadas de luz que están rasgando la niebla.
Los ojos permanecerán secos a las angustias, los oleajes dolorosos morirá como
el ocaso. Las horas de la soledad se extinguirán en los ojos amados, la eterna
propagación del amor será realidad de vida. Lluvias de estrellas caen en dorso
de la mano para ser sopladas formando nuevas galaxias, el agua sigue
repiqueteando sin respiro mientras la brisa me mueve adelante y atrás. Fluctuando
a veces entre la espesa bruma, otras con la claridad de los limpios cristales.
Sueño y sonrió al tener certeza el nuevo despertar entre los espíritus de
auroras.
El amanecer impaciente
me trae de vuelta con la misma dulzura que me llevo la noche, vapores de
conciencia ahora dudan. Me digo siempre tengo locos sueños sobre aves, ríos,
céfiros, amor, arcoíris y viajes en la cola de las estrellas o
quizás no sean tan solo sueños, sino susurros del universo.
Xiomara Beatriz