Xiomara Berrios
El techo inclinado aún gotea lágrimas...mientras la piedra oscura de la casa se mantiene silenciosa...junto al exuberante jardín sin ninguna timidez la vida canta...fisgonea el céfiro entre la desnudez del verde maravillado de su belleza...el sol aún no se rinde...rebelde perturbado quiere su luz irradiar entre las nubes confusas que comienzan a abrirle paso ante su enérgica decisión...el calor ya todo lo invade imposible reprimir la insensatez de los sentimientos que en el olvido se niegan a prostituirse
Me conforta la calidez de su abrazo que cae suavemente en mi piel mientras un libro en el regazo espera ansioso que los dedos pasen la pagina para continuar el relato...se escucha la melodía del viento que semeja el sonido de un lejano saxofón...una fruta madura cuelga con su fresca piel cubierta de rocío en la rama...silenciosamente se balancea en actitud retadora sin humildad mientras hilos de luz le profieren aún más arrogancia...las puertas de la cotidianidad ya se abre de par en par...comienzan a escucharse charlas en voz baja por la isla que apenas comienza a desperezarse
Se apabullan todas las sombras que murmuran en las esquinas emocionadas...mientras mis labios deletrean palabras desconocidas para entregarte...manchando con ellas de colores el níveo papel jugando a ser niña otra vez pues varias tintas pugnan por ser ellas las estrellas que ocupará la prosa agujereada de charlatanería... de corrompidos puntos suspensivos que ostentan deliciosa rebeldía
El ambiente comienza a viciarse dulcemente de risas... ellas intentan fugarse por las calles hasta llegar a mi...risas que me recuerdan la tuya ostensiblemente dicharachera...todo un peligro para mí cuando te vistes con chaleco de primavera para acercarte ...pues lo único que ocupa mi alma en ese momento eres tú...solo tú...con clases totalmente nuevas de amor cuando tu sonrisa es la antesala luminosa para entrar al palacio de tu corazón.
Xiomara Beatriz
